Los mejores consejos veterinarios que te ayudarán a evitar enfermedades en las tortugas domésticas
¿Tienes una tortuga como mascota?
Al ser animales de sangre fría, el metabolismo y el sistema inmunológico de las tortugas funciona de manera diferente al de los mamíferos, lo que implica que requieren unos cuidados especiales.
En el artículo de hoy te contamos algunas de las enfermedades más comunes entre las tortugas domésticas y además, compartiremos contigo las mejores medidas preventivas que puedes empezar a aplicar en casa para cuidar la salud de tu tortuga.
¿Cuáles son las enfermedades más comunes en las tortugas domésticas?
Como otras mascotas, las tortugas domésticas pueden padecer diversas enfermedades que afectan a su calidad de vida. A continuación, te contamos las más comunes que afectan a las tortugas domésticas.
Infecciones respiratorias
Las infecciones respiratorias son unas de las enfermedades más comunes entre las tortugas domésticas y se producen por la presencia de bacterias, virus u hongos. Normalmente, los cambios bruscos de temperatura, el entorno húmedo o el contacto con otras tortugas infectadas favorece la aparición de estas bacterias.
Enfermedades en el caparazón
El caparazón es una parte crucial de la anatomía de las tortugas y, por esto, hay que prestar especial atención ante la presencia de cualquiera de estas enfermedades.
Enfermedad del caparazón blando: También conocida como raquitismo, se suele dar en las tortugas más jóvenes y se caracteriza por una deformación en el caparazón. Normalmente, su causa reside en problemas nutricionales (especialmente la falta de vitamina D3 y calcio).
Hongos en el caparazón: Si quieres saber más sobre las bacterias que pueden atacar el caparazón de tu tortuga doméstica, te recomendamos que eches un vistazo a nuestro post del blog Cómo tratar los hongos de la tortuga de agua.
Enfermedades parasitarias
Los parásitos también son una afección común entre las tortugas domésticas y pueden afectar tanto a nivel interno como externo:
Endoparásitos: son parásitos internos que pueden habitar en el tracto digestivo, los pulmones o el sistema circulatorio. Los más comunes son los gusanos intestinales, los protozoos y los trematodos.
Ectoparásitos: son los parásitos externos, como los ácaros, las garrapatas o las pulgas que se adhieren a la piel y al caparazón de las tortugas. Este tipo de parásitos suelen ser más frecuentes en las tortugas terrestres que en las acuáticas.
Problemas nutricionales
Una alimentación deficiente puede tener como consecuencia trastornos nutricionales que provocan problemas de salud.
Gota: También conocida como hiperuricemia, se produce cuando hay un exceso de ácido úrico en la sangre debido a un problema metabólico. Esto ocurre cuando tu tortuga doméstica sigue una dieta con demasiadas proteínas, lo que aumenta los niveles de ácido úrico.
Hipovitaminosis A: La deficiencia de Vitamina A es común entre las tortugas domésticas y se produce cuando no ingieren suficiente vitamina de este tipo en su dieta. La falta de dicha vitamina provoca fallos en el sistema inmunológico y afecta a la salud de la piel y las membranas mucosas provocando ojos hinchados, inflamación de los párpados o secreción ocular excesiva.
Infecciones bacterianas
En caso de que existan heridas o lesiones en la piel o el caparazón de las tortugas, estas pueden experimentar infecciones. Además de la infección de heridas, las tortugas también pueden presentar la siguientes infecciones:
Infección por Salmonella: las tortugas domésticas son portadoras de la bacteria Salmonella, que pueden transmitir a los humanos y causar enfermedades graves.
¿Cómo cuidar la salud de tu tortuga doméstica?
Para asegurar el bienestar a largo plazo de tu tortuga doméstica, es fundamental que sigas unas determinadas pautas sobre su cuidado y alimentación. A continuación, te contaremos las medidas preventivas que debes tener en cuenta para cuidar de la salud de tu tortuga doméstica.
Hábitat adecuado
El primer paso para mantener sana a tu tortuga es proporcionarle un hábitat y entorno adecuado.
El terrario (que será donde tu tortuga pasará la mayor parte del tiempo) tiene que ser espacioso para que tu mascota pueda moverse libremente por él y además debe tener una zona con agua limpia para poder nadar y beber y otra zona terrestre en la que poder descansar y tomar el sol.
Asegúrate de controlar la temperatura, la iluminación y la humedad adecuada a la especie de tu tortuga doméstica.
Alimentación equilibrada
Una dieta sana y equilibrada, en la que se combinen productos de alimentación específicos para tortugas con hojas verdes, frutas o proteínas de origen animal serán clave para el desarrollo de tu mascota.
Asegúrate de investigar sobre los requisitos dietéticos específicos de tu especie de tortuga, ya que pueden variar.
Además, evita sobrealimentarla para así prevenir problemas de obesidad o sobrepeso.
En caso de tener dudas sobre qué alimentación es mejor para tu especie de tortuga, no dudes en consultar con tu veterinario.
Revisa la calidad del agua
Un estanque con agua limpia y fresca es fundamental para las tortugas domésticas. Recuerda cambiar regularmente el agua de tu tortuga y asegúrate de mantenerla limpia y libre de contaminantes.
Puedes usar un sistema de filtración para mantener su calidad y, en la medida de lo posible, trata de evitar el uso de productos químicos que puedan ser perjudiciales para tu mascota.
Controles veterinarios regulares
Un chequeo anual en un veterinario especializado en reptiles puede ayudar a detectar problemas de salud tempranos y ayudarte a orientar la dieta y otros aspectos importantes en el cuidado de tu tortuga doméstica.
Higiene recurrente
Recuerda lavar tus manos siempre antes y después de tocar a tu tortuga para prevenir la propagación de bacterias. Además, es fundamental limpiar con frecuencia el agua del hábitat de la tortuga para que pueda tener agua limpia en la que nadar y quitar los desechos del terrario.
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